domingo, 3 de febrero de 2008

POR LA CARRETERA


Como no tengo más remedio que coger el coche todos los días para trabajar y casi me paso dos horas dentro de él, he observado que tiene sus ventajas:
Cuando voy acompañada, mantengo unas interesantes y deliciosas conversaciones sobre filosofía, hijos o sobre la vida en general, con mi compañero Paco; o charlo con Obdulia, que tiene la casa llena de objetos sorprendentes y antiquísimos; o me paro a ver el amanecer que no tiene comparación con ningún otro espectáculo.
Cuando voy sola, es una forma de escucharme a mí misma, de oír el silencio o de pensar, que no es poco. Y a veces pongo música y me dejo llevar. Y la verdad, a menudo me parece que no estoy conduciendo por la carretera, sino que simplemente voy volando por las nubes hacia una nueva jornada de trabajo.

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