lunes, 8 de junio de 2009

¡AY, NO!



-¡Qué buen día hace! -dijo la gallina negra una mañana muy temprano-. ¡Venga, vámonos de excursión!
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca, y puso un huevo en menos que canta un gallo-. El tiempo cambiará... Veo una nube sobre la montaña.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra mientras traía la carretilla-. Nos llevaremos el paraguas grande.
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca mientras recogía la mesa del desayuno-. ¡No tenemos nada que llevarnos para comer!
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra abriendo el armario de la cocina-. Con algo de pan y unas manzanas es más que suficiente.
-¡Ay, no!-dijo la gallina blanca con un suspiro-. Hoy prefiero quedarme a terminar de leer mi libro.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra-. ¡Nos llevaremos también el libro!
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca sonándose el pico-. Sabes que me resfrío con mucha facilidad.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra sacando la chaqueta del cajón-. Todavía queda sitio en la carretilla.
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca señalando sus pies-. Ya sabes que mis callos están delicados.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra-. ¡Nos llevaremos las tiritas!
-¡Ay, no!-dijo la gallina blanca cuando por fin se decidió a salir-. ¡Hace mucho calor!
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra-. ¡Pues quítate el sombrero!
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca, que ya estaba cansada-. La carretilla pesa demasiado.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra tirando la chaqueta fuera de la carretilla-. Estoy segura de que no la vamos a necesitar.
-¡Ay, no! -dijo la gallina blanca-. Lo pies me duelen muchísimo.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra-. Aquí tengo una tirita.
-¡Ay, sí! -dijo la gallina blanca. Cogió el libro, el pan y las manzanas y dejó caer la carretilla por la cuesta.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina negra viendo cómo se alejaba la carretilla.
-¡Qué hermoso lugar! -dijo la gallina blanca-. ¡Comamos bajo el abedul!

Fue un día estupendo, y al final, las dos estaban muy cansadas. Pero empezó a llover.

-¡Ay, no! -dijo la gallina negra cuando se despertó.
-¡Y qué más da! -dijo la gallina blanca riéndose.


ROTRAUT SUSANNE BERNER

¿Con qué gallina nos sentimos identificados? ¿Qué gallina querríamos ser? ¿No serán las dos gallinas las dos caras de una misma persona que puede elegir qué actitud tomar en la vida?

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