jueves, 27 de agosto de 2009



La belleza vive en todas las cosas.

En un charco de agua formado por la lluvia, en un lápiz que se mece en la jaula de unos dedos, en una taza de té que se sirve lentamente, en una mota de polvo que vuela sutilmente por la habitación, en las pecas de un niño, en un trozo de madera imperfecto... Si nos fijamos bien, todo tiene belleza; incluso pensar que el ser humano inexplicablemente puede sentirla, hace que la belleza se multiplique, confundida con la magia.

La belleza está en todas partes.

Pero sobre todo la belleza está -léelo atentamente y no lo dudes nunca-, en ese lugar en el que ahora mismo te encuentras, cada vez que observas el mundo, cada vez que te miras en cualquier espejo.



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