jueves, 24 de septiembre de 2009



La vida es como un juego de naipes. Nos reparten nuestras cartas al nacer y a partir de ahí nos toca a nosotros jugar lo mejor posible nuestra partida. Las cartas que nos han tocado no son cambiables, el modo de jugar con ellas y con el resto de la baraja, sí.


Sin embargo, lo normal es que no nos demos cuenta de este detalle y queramos que nuestras circunstancias cambien para poder ser felices. Entonces les rogamos a nuestros dioses particulares que el mundo cambie a nuestro alrededor para conseguirlo. Lo malo es que esos dioses tienen la extraña manía de no escucharnos la mayoría de las veces, y sobre todo de no hacernos el más mínimo caso. Así nos enfadamos con ellos, con el mundo, con nuestras circunstancias, con las cartas que nos han tocado jugar, nos rebelamos, los insultamos... porque estamos centrando nuestras fuerzas en el imposible de cambiar esas cartas, no en el mejor modo de jugarlas
.

Ahora está de moda entre ciertos psicólogos -apelando a la física cuántica o alguna que otra teoría seudocientífica- decirles a sus pacientes que
visualicen o pidan mentalmente el cambio, y que éste, por arte de magia -o física cuántica-, se producirá en breve. O sea, que si quieres encontrar aparcamiento a las dos de la tarde en un calle céntrica de una gran ciudad, solo tienes que visualizarlo y repetirte: Voy a encontrar aparcamiento, voy a encontrar aparcamiento. Si esto es así, más de uno repetirá todos los días: Voy a encontrar el amor de mi vida, o voy a tener suerte con este trabajo, o van crecerme alitas en la espalda... Vamos, que estos psicólogos o magos, enseñan a hacer magia en su consulta, pero corren el riesgo de generar mucha más frustración en sus pacientes, cuando advierten que por mucho que repitan y visualicen, las alas no les crecen.

No dudo de que el refuerzo positivo ayude a mejorar nuestras circunstancias, porque la actitud es una de nuestras mejores aliadas en la vida, y activa la voluntad, pero de ahí a encontrar aparcamiento con solo repetirlo, me parece una grosería al entendimiento humano, o será que yo soy una ignorante en física cuántica. Los psicólogos deberían centrarse en ayudar a sus pacientes a jugar sus cartas lo mejor posible y a aceptar con dignidad las derrotas que nos pone la vida por delante, o sea, ayudarnos a sacar las fuerzas para encontrar aparcamientos por nosotros mismos, y que si no lo encontramos al final, aceptarlo y buscar en otro sitio.
Y eso mismo es lo que deberíamos pedir a nuestros dioses si creemos en ellos.

La verdad es que es más sencillo esperar sentado a que nos resuelvan la vida nuestros seres divinos o nuestras visualizaciones, en vez de ponerse en pie y empezar a luchar por lo que deseamos, pero ¿no es mucho más práctico, más placentero y menos frustrante pensar que somos los dueños de nuestra partida y que cada vez podemos jugar mejor si practicamos?


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