martes, 9 de marzo de 2010



"No hay profundidad, la vida es esto. La vida es una máquina engrasada, el rodar silencioso de los días, el sol como una rueda que va lenta, las mañanas con diarios y muchachas, las tardes con otoños en racimo, las noches como un río que se desborda, pacífico y lustral, de cauce hondo(...).


Los sacerdotes verdes y los sabios, Kant y San Agustín, toda esa gente, quieren que nos sintamos importantes, nos pasean por el cielo y por la tierra, nos abruman de dioses y pecados, nació la transcendencia en una iglesia como útil derivado del poema. (Toda religión no es sino poesía aplicada, truco, trampa). Y el filósofo ateo y la mujer doliente quieren que nos sintamos infinitos, el cielo tan sencillo de esta tarde, con hojas de moneda y luz de enfermo, nos lo quieren cambiar por otro cielo retórico de arpas y profetas.


No hay profundidad, la vida es esto(...) Somos la superficie de un planeta que rueda cotidiano, algo vulgar, somos anticipado cementerio(...) Gente de superficie, buena gente, patata y pimentón es mi merienda, patata y pimentón mi eternidad".


Paco Umbral.
Un ser de lejanías


No sé si hay dioses que nos miran, la verdad, no sé lo que es la vida, si hay profundidad en todo esto, o somos la simpleza de algo condenado a la nada. Pero me gusta la idea de que en la patata y el pimentón está nuestra eternidad.

Ya sé lo que voy a almorzar hoy.


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