lunes, 7 de junio de 2010



Según Eduardo Punset, para contrarrestar los efectos de un solo insulto, hacen falta cinco elogios. Bueno, supongo que esto será dependiendo de quién nos insulte, de quién nos halague, y de cómo vivamos nosotros ambas situaciones, pero de lo que sí estoy segura es de que los elogios son un regalo gratuito que nos cuesta a menudo dar y que seguramente, para la persona que los recibe, son más valiosos que cualquier obsequio material. Deberíamos acostumbrarnos a decir cada vez que se nos presente la ocasión, algo bueno que pensemos de las personas que nos rodean, algo tan simple como atrevernos a regalar palabras. Que no se nos quede dentro ese regalo.


1 comentario: